HISTORIA
En Izagaondoa existen vestigios de una fortaleza o castillo que se hizo famosa en la historia de Navarra, el castillo de Leguín, que defendía en la Edad Media la ruta de Lumbier a Pamplona, que era muy transitada. Ardanaz de Leguín se le llegó a llamar, debido a la importancia que el castillo de Leguín llegó a tomar en la comarca.
En lo que se refiere a San Miguel de Izaga, la primera noticia es de 1084. Sancha Oriol deja a su hija Sancha Sánchez, junto con otros templos y villas “la iglesia que está en la Iga … con todo lo que le pertenece”. Tres años más tarde la citada Sancha Oriol pasa los mismos bienes, más otros, a Leyre: la donación habla de la iglesia en la Higa y del monasterio de San Miguel. En 1094, Toda de Elizaberría dona a Leyre una viña que había dado a San Miguel de Iga. Y del mismo año tenemos una concordia suscrita por los nietos de Sancha Oriol, el monasterio de Leyre y el rey en la cual se habla de una iglesia de San Quirico, “que está en la cumbre del monte Higa y la iglesia de San Miguel, en el mismo monte”.
En el XVI San Miguel era iglesia anexa a la de Zuazu. En 1547 suscribe contrato de ermitaño García Periz, que debía dormir y vivir en la ermita de la Cruz de mayo a la de septiembre y el resto del año en las casas que la ermita poseía en Zuazu; y subiría los domingos de cuaresma y algunos sábados a alumbrar la lámpara y a tañer la campana “si el rigor del tiempo no se lo estorba, como sus predecesores han acostumbrado”.
Fue una de las sesenta autorizadas en 1585, año en que contratan como ermitaño a Joaner de Ozcoidi, que no sabía escribir, como tampoco su fiador Martín de Salinas. Le volvieron a nombrar y contratar en 1588. En la relación de bienes declarados en el contrato van ocho cubas de vino de 16 cargas, 2 cubos de a 15 cargas y 4 arcas de tener trigo. La ermita poseía viñas, que el visitador Obregón mandó vender, con todas las piezas, por el gasto excesivo de su cultivo; también prohibió que el ermitaño habitara en San Miguel. Los de Zuazu apelaron (1599) y lograron suspender los mandatos. En su alegato los de Zuazu dicen que el templo está hecho “al modo de la iglesia de San Miguel de Excelsis y tan grande casi como la iglesia de la parroquial de San Nicolás” (de Pamplona) y que las tierras y viñas las dejaron sus antepasados para sustento y ayuda del ermitaño, sin el cual se perdería la devoción y “menoscabaría la ermita” y que, puestas a venta, valdrían poco. Dos años más tarde, cuando el abad de Zuazu se querella contra Joanes de Orradre, ermitaño desde hace 12 años, de los que no había recibido cuentas, la ermita poseía cinco viñas en Urroz, otras tres en Zuazu, más siete piezas en este pueblo. El mismo 1613 nombraron ermitaño a Miguel de Lizarraga, de Zuazu, que murió en 1644. Ocupó el puesto de Sancho de Ardanaz. Más tarde, Miguel de Orradre, a cuyo fallecimiento nombraron a Juan de Badostain, mozo de Lizarraga que desistió y dio paso a Pedro Joaquín de Azparre, vecino de Zuazu.
Va dicho que San Miguel de Izaga es anexa de la parroquia de Zuazu y así lo declaran las letras pontificias de Alejandro VII (1635). Antes hubo litigio de Martín de Orradre, abad de Zuazu, contra el de Reta, Juan de Najurieta, a propósito de los diezmos y primicias de las heredades sitas en Izaga: el de Zuazu pretendía que eran suyas las diezmas de sus feligreses y la mitad de las correspondientes a las de otros lugares, cultivadores en Izaga, porque la ermita está en Zuazu; el de Reta argüía que términos y heredades de Izaga son comunes a ambos lugares y las diezmas debían entregarse a sus parroquias respectivas. La sentencia dio la razón a Reta.
En julio de 1799 Igual de Soria manda “reparar todo el material de la fábrica y retejar lo exterior; blanquear el anexo principal de la ermita (…) igualar el arco del coro con el otro que tiene al frente y que se retoque y compongan las alas al San Miguel que se saca en procesión y se retoque la sacristía; se haga un copón nuevo aprovechando la plata del que hoy sirve de tal”. Esa efigie del arcángel recibe el nombre de “El Criadios”. Es pequeña y tosca.
Arte en Izagaondoa
Induráin:
Se encuentra a la salida septentrional de la pequeña garganta flluvial que abrió uno de los barrancos afluentes del Apardués al atravesar el arco montañoso formado por las sierras de Tabar y Gongolaz, cerca del contacto entre las mangas y areniscas del eoceno. En su término está el despoblado de Muniáin; probablemente quedó desolado en la segunda mitad del siglo XIII. Hizo la concentración parcelaria, junto con Guerguitiain, en 1973. Su máximum demográfico corresponde a 1858 (160 habitantes); desde entonces la población desciende a 116 habitantes en 1900, 69 en 1950 y 29 en 1991 (28 tuvo en 1970) y 20 en 2007.
Un poco aislada del resto de la población y en posición dominante sobre un montículo se eleva la iglesia de la Purificación, edificio tardorrománico rural del siglo XIII. Tiene un bello retablo mayor plateresco del siglo XVI, dos laterales barrocos, un Crucificado de comienzos del XVII y una monumental pila bautismal. Entre su caserío hay casas que datan del siglo XVI, alguna con ventanas geminadas y otras del XVII y XVIII.
Turrillas y Urbicain:
Ambos lugares y concejos de Izagaondoa están situados en las margas de la vallonada principal de Izagaondoa. Viniendo de Indurain, encontramos a la derecha, muy cerca de la carretera, a Turrillas, al pie de la sierra de Gongolaz, a 540 metros de altitud y a orillas del barranco de su nombre, que es afluente directo del Irati por su margen derecha. Hasta 125 habitantes tuvo en 1858 y hoy sólo vive un par de familias (113 habitantes en 1900, 75 en 1950 y 11 en 2007).
Turrillas tiene también una preciosa iglesia románica rural del siglo XIII, con ábside semicircular, bóveda de cañón apuntada y arcos fajones y torre a los ies en la que se abre el hueco de la puerta de medio punto con crismón en una de las arquivoltas. Se trata de la parroquia de la Asunción, situada en la parte más alta del pueblo. Tiene un retablo mayor del siglo XVII en madera policromada, romanista, compuesto por banco, tres calles de dos pisos y ático. Pero lo más interesante es la pila bautismal gótica con taza cuadrada decorada en su frente con el Agnus Dei.
Urbicáin se encuentra al pie de la falda oriental de Peña Izaga, a 570 metros. Tuvo siempre menos población que Turrillas: 68 habitantes en 1887, 65 en 1900, 25 en 1950 y un par de familias fijas, hoy.
La iglesia de San Esteban de Urbicáin pertenece también al románico rural, pero su cabecera es recta. El retablo mayor es rococó y un lateral, el de la Virgen del Rosario, barroco popular.
Iriso:
Volviendo de Urbicáin a la carretera de Izagaondoa y siguiéndola, por la izquierda, se atraviesa por el lugar despoblado y antiguo señorío de Beroiz (tuvo en torno a 20 habitantes hasta 1950) antes de alcanzar Iriso, emplazado a 620 metros de altitud, al pie de la sierra de Gongolaz (del monte Leguín, dicen el DAH, Madoz y Altadill). Iriso pasó de 56 habitantes en 1858 a 61 en 1900, 33 en 1950 y una familia, hoy. Hizo la concentración parcelaria en 1973.
En un pequeño alto y con el caserío a sus pies se levanta la iglesia de San Pedro, románica rural en su origen, pero transformada en el siglo XVI. Su portada es gótica y su retablo mayor del siglo XVII, romanista del taller de Lumbier. De la arquitectura civil sobresale una casa-palacio.
Desde Iriso sale un carretil que conduce a Zuza, lugar del valle de Izagaondoa.
Ardanaz:
La carretera cruza la vallonada central de Izagaondoa para ir del lugar de Iriso al de Ardanaz, situado casi en el contacto entre las margas y las areniscas eocénicas de la estribación septentrional de Izaga. Robles y pinos, cereales y forraje: como casi siempre en el R-6. Hay buenas vistas desde el lugar, cuya población descendió de 163 habitantes en 1900 y 30 en 1991. Hizo la concentración parcelaria, junto con Iriso, en 1973.
A la entrada de la población hay un bello crucero gótico protegido por un capuchón metálico, al estilo del de Urroz. En un extremo se halla la iglesia de San Martín de Tours, del siglo XIII, modificada en el siglo XIV, tardorrománica en su origen, pero alterada en el siglo XVI y XVII. La puerta es renacentista con arco de medio punto acompañado de columnas toscanas y frontón triangular. Guarda en su interior preciosos retablos; como el mayor, de principios del XVIII, con esculturas y pinturas, y el lateral del lago del Evangelio, de la misma época. El del lado de la epístola es plateresco del con mazonería dorada y, salvo la escultura de la Virgen con el Niño, el resto son tablas pintadas en el XVI.
Reta:
El lugar de Reta se alza sobre una loma en el piedemonte NNO de la Peña de Izaga, a 632 metros de altitud; pasa por sus cercanías un arroyo que va a parar al río Erro, aguas abajo de Urroz. Excelentes panorámicas, casas arregladas para fines de semana y verano. De 115 habitantes en 1900 bajó a 56 en 1950 y a 15 hoy.
Reta sorprende con una iglesia con apariencia de fortaleza, dedicada a San Pedro del siglo XIII. Es de origen románica, aunque transformada en su mayor parte al estilo gótico durante el siglo XIV. Su retablo mayor es barroco y su pila bautismal, decorada con arquillos de medio punto, es medieval. En su caserío hay una casa palaciega y edificios cuyo origen está en el siglo XVI.
Zuazu:
La situación geográfica de este lugar es muy parecida a la de Reta. Hizo la concentración parcelaria en 1973. Registró 124 habitantes en 1852, 88 en 1900, 64 en 1950, 17 en 2007. Al norte, y cerca de la muga de Urroz, está el despoblado de Mendinueta. Hay otro Zuazu en el valle de Araquil.
La iglesia de la Purificación de Zuazu es un edificio tardorrománico del siglo XIII, con ábside semicircular y decorado con canecillos y ventanales románicos. Su interior también es muy bello, no sólo por su arquitectura, sino por su hermosa pila bautismal, del siglo XIII, su precioso Cristo gótico y su retablo manierista de tablas pintadas presidido por una Virgen gótica sedente con el Niño. En el centro del pueblo, arriba, se alza la casa del Caballero, palaciana del siglo XVIII.
Peña y San Miguel de Izaga:
La Peña de Izaga culmina a mayor altitud (1.362 metros) que la sierra de Alaiz (1.289 metros). Ambas cumbres son visibles desde largas distancias, especialmente la Higa. Las dos tienen forma piramidal y una ermita en su cumbre. La diferencia fundamental que las separa tiene que ver con la estructura y la litología: Izaga es un sinclinal de rocas detríticas (conglomerados y areniscas de oligoceno y mioceno que, por ser más resistentes a la erosión que las margas y arcillas circundantes, pertenecientes al oligoceno inferior y eoceno, ha quedado en resalte (sinclinal colgado o suspendido).
A la ermita de San Miguel (que es un buen mirador del Pirineo) suben todavía los romeros entunicados de Izagaondoa el día de la Trinidad. Es una iglesia de finales del siglo XII y de planta extraña: ábsides poligonales al exterior y tres naves, con cubierta de madera en sus dos primeros tramos y de medio cañón el central y cuarto de cañón los laterales, en los otros dos tramos.
Mendinueta:
Yendo de Urroz a Campanas, a poco más de un km. de distancia, arranca por la izquierda un camino que lleva a Mendinueta, caserío deshabitado y antiguo lugar de señorío nobiliario (ahora coto redondo de propiedad particular) del valle de Izagaondoa. Fue cabeza de vizcondado de su nombre, instituido en 1644 a favor de Francés Carlos de Beaumont y Navarra. El palacio era de cabo de armería y tenía derecho de asiento y voto en cortes generales. Cereales y leguminosas, reliquias de robledal y bujedo, eso es lo esencial del caserío, que contó con 26 habitantes en 1525, 38 en 1900, 43 en 1950 y 29 en 1960; después ya no figura en los nomenclárores de población oficiales.
En este despoblado se levantan los restos de una torre medieval. La iglesia está dedicada a Nuestra Señora del Pilar y el palacio contiguo pertenecía al linaje de los Beaumont. De aquí procede una Virgen con el Niño que puede comtemplarse en el Museo Diocesano de Pamplona.
Idoate:
Vueltos a la carretera de Campanas, se toma a la derecha, la que conduce a Idoate. También este concejo y lugar, que fue de señorío realengo, pertenece a Izagaondoa. Está situado en la parte más occidental de este valle, juntamente con Lizarraga, al pie del llamado poche de Ilundáin. Sólo quedan reliquias de los robledales y hayedos autóctonos que cubrieron las montañas de la muga con el valle de Aranguren; casi todo el terreno está cultivado (cereales y menuceles, y antes de la filoxera, algo de vid) o tiene pinares de repoblación. Hizo la concentración parcelaria en 1972. De 65 habitantes en 1858 pasó a 84 en 1910, 63 en 1950 y 19 en 2007.
Tuvo un palacio de cabo de armería y hoy lo único que destaca es la iglesia parroquial, dedicada es la iglesia parroquial, dedicada a Santa Agueda, con una gran Virgen sedente gótica, un expresivo Crucificado barroco del siglo XVII y buenas vistas. La ermita de San Miguel se alza entre los mojones de Idoate y del vecino Lérruz, y sus “patronos son los vecinos de dichos dos pueblos”.
Lizarraga:
Lizarraga de Izagaondoa recibió fueros del rey don Sancho el Fuerte en 1210, y reconoció como señores a Mosén Leonel (hermano bastardo del rey don Carlos III el Nobles) y don Ferrán Martínez de Ayanz. Es un pueblo cuyo término se alarga, casi paralelo al de Idoate, de oeste a este. Se dedica principalmente al cultivo de cereales y forrajes, colza y girasol. Hay algunos pinares de repoblación; del robledal autóctono no quedan más que algunas muestras. El lugar está emplazado a 585 metros de altitud, entre dos regatas y en la parte baja de una ladera montañosa. Hizo la concentración parcelaria en 1972. Su máximo poblacional (145 habitantes) se dio en 1852; después descendió a 109 habitantes en 1900, 96 en 1950, 34 en 1991 y 27 en 2007.
La iglesia parroquial, dedicada a Santa Eulalia, es románica en origen (se conserva su portada de medio punto con arquivoltas), pero transformada en el siglo XVIII. El retablo mayor es de la segunda mitad del XVI y la pila bautismal, medieval, es de forma poliédrica. Entre el caserío destacan varias cuidadas casas del XVI.
FIESTAS
Idoate: La Ascensión.
TRADICIONES
Romería de San Miguel a Izaga.